Si trabajas más horas que los demás, estás haciendo algo mal. Hoy explicaremos la diferencia entre ser productivo y calentar la silla en la oficina…
Nueve de la mañana. Llegas a la oficina y te pones con las tareas programadas para el día. Reuniones, emails, proyectos de última hora… eres el hombre al que todo el mundo acude porque siempre encuentras un hueco para ayudar a tus compañeros.
Eres el rey de la productividad, lo haces todo.
Pero,� ¿eres realmente productivo o simplemente pasas mucho tiempo encerrado en la oficina?
¿Sabías que existe varias diferencias entre los dos?.
Seguramente tengas la agenda repleta y creas que eso significa automáticamente que� eres productivo porque trabajas mucho. Pero no hay nada más lejos de la realidad.
Si quieres saber si lo eres de verdad, Harvard Business Review ha creado el test definitivo para que de una vez por todas te enfrentes a la realidad y te des cuenta de que no, no eres productivo. Y si todavía no te queda claro, no te preocupes, porque� te vamos explicar a continuación las diferencias entre los dos.
Eres productivo si…
Primero:� tienes la agenda libre� (o casi libre).
Porque la gente productiva no llena cada hueco de su horario laboral para hacer cosas. Esto está relacionado la� capacidad de diferenciar entre algo importante y algo urgente. Las personas que aprovechan al máximo su tiempo saben distinguir entre los dos, así dando prioridad a lo urgente y no catalogando todo como “importante” tienen� menos cosas que hacer y pueden dedicarle más horas a cada tarea.
Lo que nos lleva al punto dos. Los productivos se centran en una cosa (sea lo que sea) antes de pasar a la siguiente tarea. De esta manera son capaces de acabar el trabajo en cuestión y eliminar items de la lista de “cosas que hacer”.� No pierden el tiempo, no piensan en todo lo que tienen que terminar antes de que acabe la jornada, directamente lo hacen, ya sea escribir un informe de 50 páginas o un email de tres líneas.
Por último (y volviendo al primer punto)� eres productivo si tienes tiempo para tomarte un descanso (o dos). Esto no significa que dejes de hacer algo por ir a tomarte un café. Es simplemente la� consecuencia de la eficacia a la hora de realizar tu trabajo.
No estás perdiendo tiempo ni vas a tener que dejar cosas para mañana porque hoy no te da tiempo de terminarlas.
Estás ocupado si…
Estás pegado a la mesa todo el día. Que no te levantes de la silla no significa que estés haciendo algo “productivo”. Casi siempre cometemos el� error� de creer que estar delante del ordenador contestando correos electrónicos o tomando notas de nuevas tareas es� prueba de que eres el que más trabaja de todos.
Y esta es una de las mayores equivocaciones, porque si hay algo que define a una� persona ocupada es que nunca acaba con lo que tiene delante. Este tipo de personas son planeadores natos, pero ahí se quedan.� Piensan en lo que tienen que hacer pero nunca lo hacen. Tienen más� dificultades para tomar decisiones, por lo que al final su agenda se va llenando de cosas y nunca dan abasto.
Además� siempre están haciendo varias cosas a la vez, un “hago poco de todo y mucho de nada”. y como consecuencia, el punto anterior. Y por supuesto� siempre parecen estar ocupados, para que todo el mundo vea lo mucho que trabajan, por si nadie se había enterado por todas las veces que ha repetido “¡uy! es que estoy haciendo un montón de cosas” (otra característica de la gente ocupada).
¿Te has sentido más identificado más con el primero o con el segundo?
Si has descubierto que efectivamente no eras tan productivo como creías, no te preocupes porque además de poder seguir rutinas matutinas específicas, entrenar tu cerebro o recurrir a aplicaciones diseñadas específicamente para sacar el máximo provecho de tu tiempo, también puedes poner en práctica cuatro simples pasos recomendados por Jennifer Cohen, colaboradora de Forbes y experta en productividad.
Cómo pasar de ocupado a productivo
Deja de hacer mil cosas a la vez.� Céntrate en una solo y dedícate a ello.
Cuando acabes pasa al siguiente punto de la lista. Si no sabes qué elegir primero, busca aquello que o sea más urgente o que te vaya a dar el mayor resultado en el menor tiempo posible.
Apunta durante una semana todo lo que haces cada minuto del día.
De esta manera serás� consciente de la cantidad de cosas innecesarias a las que estás prestando atención en lugar de enfocarte en lo importante. Cuando tengas esto bajo control, rediseña tu agenda y verás cómo se reduce a la mitad.
En lugar de ponerte� objetivos grandes a largo plazo, divide este gol en partes más pequeñas que puedas ir completando día a día.
Así verás que avanzas con el trabajo y conseguirás de una vez acabar con él.
Y por último elimina las distracciones de tu vida.
Empezando por el email del trabajo, al que seguro le echas más cuenta de lo necesario.
Olvídate también de todas aquellas tareas pequeñas de poca importancia, aunque si ya has organizado tu agenda, no tendrás que hacerlo.
Ser productivo no significa hacer mucho, sino hacer lo necesario y hacerlo bien.
A veces confundimos tener tiempo con no tener nada que hacer, pero como has podido comprobar, no siempre es así. Pero no pasa nada, aún estás a tiempo de cambiarlo.
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