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Tecnologías que cambiarán las empresas (y una revolución)

La revolución tecnológica que está por venir será más rápida y más profunda que la vivida estos últimos años.

Tecnologías como la fabricación aditiva, la computación cuántica o el coche autónomo tendrán un enorme impacto en las organizaciones.

Recuerde cómo era su vida a finales de 1999.

El efecto 2000 amenazaba con echar abajo los sistemas informáticos de las empresas.

Muy pocos tenían un teléfono móvil. Para localizar a una persona que llegaba tarde a su cita,

sólo cabía recurrir a la telefonía fija, o armarse de paciencia hasta que apareciera.

La información importante se almacenaba en disquetes,

y había que asegurarse de que la pestaña de plástico estuviera cerrada,

o de lo contrario el documento no se guardaría. Hablar por teléfono y navegar por Internet eran acciones excluyentes;

para que un familiar pudiera hacer una llamada, había que desconectar el router.

Las empresas enviaban faxes a sus clientes y proveedores.

Hoy, todo es diferente. No sólo tenemos móviles, sino smartphones.

Cualquier duda -una dirección, un dato, un nombre- se consulta y resuelve en Google en pocos segundos.

Hay cobertura 3G y 4G en prácticamente todo el territorio nacional.

Antes de contratar a un nuevo empleado, se consulta su historial [público] en redes sociales.

Nuestras vidas ya no son anónimas. Las marcas hablan de tú a tú a sus clientes.

Somos más exigentes.

Demandamos calidad, cercanía e inmediatez, y lo hacemos porque las nuevas tecnologías nos han demostrado que podemos pedir lo imposible.

Y el mundo sigue evolucionando a gran velocidad.

“Nada volverá a ir tan lento como ahora mismo”, dice el director de Transformación

y Tecnología de Seur, Juan Carlos Moro. Las búsquedas a través de la voz,

el próximo despliegue de redes 5G o la impresión 3D son sólo algunos de los avances tecnológicos

que despegarán en los próximos años y que, una vez más, prometen cambiarlo todo.

1. IMPRESIÓN 3D

Las impresoras 3D acaparan miradas y titulares. La forma en que fabrican juguetes de plástico

de colores en pocas horas puede resultar muy llamativo, y tiene de hecho algunas aplicaciones comerciales,

pero el verdadero potencial de esta tecnología está en el ámbito industrial.

La llamada fabricación aditiva produce piezas depositando capas muy finas del metal en forma de hilo o polvo,

creando poco a poco la forma tridimensional que se desea.

En la actualidad, se emplea fundamentalmente para producir prototipos, y repuestos de difícil acceso.

Pero poco a poco va ganando presencia en la fabricación en serie de algunas grandes compañías.

Boeing, por ejemplo, prevé utilizar piezas de titanio impresas en 3D en la construcción de su avión de pasajeros 787 Dreamliner,

con lo que ahorrará hasta 3 millones de dólares por cada aeronave.

El 42 % de las empresas fabricantes plantea adoptar esta tecnología en los próximos 3-5 años

y se prevé que represente el 5 % de la capacidad de fabricación del planeta,

lo que haría de la impresión 3D una industria de 640.000 millones de dólares.

“El paso desde la distribución de materiales y productos en un viaje de ida y vuelta por el planeta,

a un nuevo modelo de suministro y fabricación local tiene enormes implicaciones para el comercio,

los impuestos y las regulaciones nacionales e internacionales”, destaca Helena Herrero,

presidenta de HP para España y Portugal.

Gracias a las tecnologías de simulación, mecanización e impresión 3D,

Europa -y España en particular- tienen ante sí la oportunidad de reindustrializarse

y de hacer realidad una economía circular, mucho más sostenible.

“La próxima revolución industrial no sólo cambiará el mundo: lo mantendrá en pie”, sentencia Herrero.

2. INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Otra de las grandes palancas del crecimiento empresarial está en la gestión de los datos,

el “petróleo del siglo XXI”, tal y como recordó Jean-Claude Junker, presidente de la Comisión Europea,

durante una de sus últimas intervenciones.

Pero se trata de ir un paso más allá del almacenamiento y análisis de esas grandes cantidades de información

que hoy manejan las empresas. Los gigantes tecnológicos, como Google,

son conscientes de que su futuro depende de su capacidad para permitir interacciones más naturales con la tecnología.

Es decir, para crear verdaderas inteligencias artificiales.

En estos momentos, empresas, emprendedores e investigadores de todo el mundo buscan modos

de replicar virtualmente las redes neuronales de la mente humana.

Una de las iniciativas más ambiciosas es el programa europeo Human Brain Project,

dotado con 1.000 millones de euros y en el que participan empresas como Tecnalia,

el mayor centro tecnológico privado de España.

Otros, como el gigante IBM o la start up Nnaisense, apuestan por desarrollar casos de uso de deep learning

e inteligencia cognitiva. Así por ejemplo, gracias a IBM Watson,

Dow Chemical ha optimizado más de 20 millones de metros cuadrados de espacio;

Repsol calcula la probabilidad de encontrar petróleo en un campo determinado;

y Honda procesa conjuntamente la información de sus call centers, redes sociales y encuestas de satisfacción.

3. COMPUTACIÓN CUÁNTICA

La inteligencia artificial a la que aspiramos a corto y medio plazo se verá literalmente pulverizada con la llegada de la computación cuántica.

La computación cuántica podrá desarrollar ordenadores extremadamente rápidos,

varios miles de veces más rápidos que los que actuales, permitiendo realizar cálculos, simulaciones, análisis…

que ahora no son siquiera viables. Empresas como D-Wave Systems o IBM han diseñado los primeros PC cuánticos -rudimentarios-,

pero no será hasta más adelante, quizás 20 años, cuando lleguen a los catálogos comerciales.

El objetivo final de esta nueva aventura de la física, en palabras de Darío Gil,

vicepresidente de Ciencia y Tecnología de IBM, es “que las empresas puedan resolver problemas reales de la sociedad”.

Esta tecnología tendrá una consecuencia indeseada: un ordenador cuántico será capaz de desentrañar

cualquier sistema de encriptación de datos.

Será necesario buscar nuevos modos de proteger la información confidencial.

4. REALIDAD VIRTUAL

La realidad virtual, aumentad y mixta son derivadas de la inteligencia artificial.

Más allá del terreno del entretenimiento, han demostrado ya múltiples aplicaciones empresariales.

Hay muchos campos de aplicación, desde la Industria 4.0 hasta la publicidad

para crear campañas de márketing experiencial“, confirma Pedro Sáez,

consejero delegado de la empresa española Neosentec.

Airbus utiliza gafas inteligentes en las labores de montaje del A330,

y ahora montan los asientos del avión seis veces más rápido y han reducido a cero los errores.

BMW y Jeep cuentan con una aplicación que permite a los consumidores interactuar

con una versión virtual de algunos modelos de sus vehículos.

Volvo incluso tiene concesionarios sin coches, donde utiliza gafas HoloLens (de Microsoft) para mostrar los automóviles.

Y Thyssenkrupp emplea esta tecnología para mejorar su eficiencia en la configuración,

operación y mantenimiento de pasillos rodantes de pasajeros.

En el área sanitaria, los cirujanos del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla emplean la realidad aumentada

para preparar sus intervenciones.

5. DRONES

Junto con los wearables (tecnologías de vestir), los drones contribuyen a la productividad y la seguridad de los trabajadores.

ArcelorMittal los usa para sobrevolar sus balsas de residuos de acero.

Iberdrola los aplica a la inspección de las palas de los aerogeneradores.

Endesa revisa mediante UAV las líneas eléctricas de alta tensión.

Ferrovial los emplea para tomar fotografías de los terrenos y las zonas donde va a ejecutar obras,

y realizar el seguimiento de los trabajos de construcción.

Y Correos experimenta con la utilización de carteros aéreos en áreas rurales remotas del norte de España.

En otras palabras, los robots -incluyendo los drones- sustituyen algunos puestos de trabajo, pero también ayudan a empleados y empresas a ser mejores.

6. INTERNET DE LAS COSAS

Por último, pero no por ello menos importante, cabe destacar el impacto que tendrá el Internet de las Cosas (IoT)

en las organizaciones. Según expuso Fernando Abril-Martorell, presidente de Indra,

en el reciente congreso Cibitec sobre industria 4.0, “el IoT es el elemento integrador de los habilitadores del cambio“;

entre éstos, la conectividad y sensorización del mundo, los modelos analíticos y predictivos, o la robótica avanzada.

El IoT se plasmará en servicios públicos más eficientes (el tráfico o la recogida de basura);

fábricas más eficientes y autónomas (capaces no sólo de predecir problemas,

sino de hacer pagos o encargar suministros por sí solas); y el controvertido coche autónomo,

que tendrá grandes implicaciones regulatorias, laborales e incluso urbanísticas.

Todo esto será tecnológicamente posible muy pronto.

¿Se atreve a adivinar cómo cambiará su negocio?

La revolución del ‘crowdsourcing’

  • La era digital está cambiando la forma en la que trabajamos, contratamos, producimos y comercializamos bienes y servicios. Pero detrás de tanto cambio hay algunas constantes. Por ejemplo, la idea de que juntos podemos llegar más lejos que por separado. Ésta es la base sobre la que se apoya la ‘coopetición’ existente en muchos sectores. Puede que algunos de ustedes hayan oído hablar también de la ‘co-creación’.Se trata de que empresas y clientes trabajen conjuntamente en la conceptualización y el diseño de un producto. Son cada vez más las empresas que apuestan por ‘co-crear’ junto con sus clientes. El grado de implicación de estos últimos varía. Siempre y cuando sea posible, hacer partícipe al cliente o usuario final de todo el proceso ayuda a fidelizarlo y convertirlo en un fiel embajador de la marca.
  • El siguiente paso sería recurrir al ‘crowdsourcing’. El mundo digital exige tareas muy especializadas (compra programática de publicidad online, posicionamiento en buscadores, diseño de ‘landings’, etcétera) que es preferible externalizar. ¿Y por qué no permitir que terceros y ‘freelance’ aporten soluciones a distintas problemas de negocio? Un millón de ojos ven más que dos. El grupo industrial GE fue uno de los primeros en apostar por el ‘crowdsourcing’, a través de concursos de ideas. Hyperloop es un caso extremo, y de hecho cuenta con una plantilla fija muy pequeña. En España, compañías como Indra, OHL, Acciona, Ficosa o Pladur ya se han sumado al ‘crowd engineering’ (ingeniería colectiva), a través de una plataforma online llamada Ennomotive.

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