Son muchas las empresas que han incorporado la semana laboral de cuatro días, y los resultados son positivos
“Hay dos formas de generar dinero en mi sector: mantener a los clientes y conseguir otros nuevos.
Si los empleados están cansados y son infelices, no conseguirán ninguna de las dos”.
Estas palabras definen a la perfección el clima popular en torno a la semana de cuatro días.
Son declaraciones de Rich Leigh, un empresario de 30 años, de Gloucester, que ya ha aplicado esta fórmula en Radioactive,
su agencia de relaciones públicas, pero es un debate de actualidad en todo el mundo.
El portal británico ‘The Guardian’ le ha dedicado un reportaje en el que también aborda la realidad del país:
trabajar más hora son es sinónimo de productividad. En algunos casos, todo lo contrario.
A nosotros no debería sorprendernos; según datos de 2018, España se encuentra a la cola de productividad laboral en la Unión Europea.
Cada vez son más las compañías que se animan a incluir la semana laboral de cuatro días,
y los resultados de los que se hacen eco son muy positivos, si nos guiamos por los casos británicos.
Empleadores como Leigh afirman que en esos cuatro días no solo sacan adelante el trabajo que antes hacían en cinco, sino que incluso han registrado crecimiento.
Según la forma en que lo están aplicando las empresas pioneras, no se trata de un sistema de turnos, o consistente en trabajar más horas al día.
El salario que perciben es el mismo por menos horas, entre 28 y 32 a la semana
En algunas compañías se han hecho contrataciones nuevas para cubrir ese día que la plantilla habitual no le dedica.
¿En qué han perdido? El descanso para la comida se ha reducido a 45 minutos.
La clave está en la felicidad, o eso dicen los jefes y los empleados.
Los trabajadores se emplean de forma más intensa y productiva si saben que van a trabajar un día menos de lo que antes era habitual.
Pero, ¿de dónde sacan ese esfuerzo extra? De lo menos necesario: reuniones que pueden resolverse con un mail y las horas muertas al final de la jornada.
Estas primeras conclusiones ponen de manifiesto el problema de la productividad en muchos lugares.
Tanto en España como en Reino Unido se trabajan más horas (en nuestro país, 1.695 al año) que en otros países de Europa que son mucho más productivos, como Alemania o Francia.
En Reino Unido, siguiendo con el ejemplo, el descanso para la comida no excede los 34 minutos de media,
y dedican 10 horas extras a la semana, que en muchos casos no se pagan.
El famoso columnista Owen Jones afirma que con esta medida crecerá la productividad, que descenderán las cifras de desempleo (por las nuevas contrataciones),
que los trabajadores ganaron en salud (el estrés está relacionado con las enfermedades mentales y cardiovasculares),
que habrá mayor conciliación personal e incluso beneficios medioambientales (se reducirán las emisiones CO2)…
La idea ya forma parte de los programas políticos
La iniciativa 4 Day Week, por ejemplo, trabaja para garantizar en el futuro la semana de cuatro días entre todos los trabajadores británicos.
Alegan que la de cinco días se instauró a comienzos del siglo XX,
y que la tecnologización permite ahora una redistribución del trabajo y de la economía que no consista en trabajar más, sino en vivir mejor.
Como imaginas, no todo el mundo está a favor de esta fórmula. ‘
The Guardian’ ha entrevistado también a Mark Price, que trabajó como Ministro de Comercio para David Cameron,
y asegura que la semana de cuatro días negativiza el trabajo y generará gastos en contrataciones, y que no hay que huir de la jornada tradicional,
sino convertir los espacios laborales en lugares más positivos
y que fomenten el compromiso de los trabajadores.
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